El documental de 27 minutos se estrenó anoche en la Cinemateca Boliviana y la anterior semana en Cochabamba, gracias a los esfuerzos del Centro de Promoción Minera (Ceproim) y del Centro de Documentación e Información de Bolivia (Cedib).
Serán las únicas funciones del filme por el momento. Sin embargo, los organizadores consideraron que, posteriormente, se puede negociar con la productora española Kanaki para una distribución por más tiempo.
Durante años Armijo e Ivoneth Mamani, quienes llegaron a la sede de gobierno para la premier, recibieron promesas de realizadores e investigadores extranjeros que las visitaban y prometían que harían públicas sus historias, compromisos que ellas nunca vieron cumplidos.
Todo eso cambió el año pasado cuando el español Raúl de la Fuente rodó su película con el apoyo de Ceproim, entidad que convenció a las trabajadoras para que participaran en el proyecto.
No fue fácil, ya que para las protagonistas “era muy difícil hablar frente a las cámaras”, recordó Mamani, además que los temas que tocan despiertan susceptibilidades entre los mineros.
Ambas, junto con Abigaíl, la otra protagonista que no llegó a La Paz, trabajan como serenas contratadas por los cooperativistas que excavan en el Cerro Rico de Potosí. En condiciones infrahumanas se enfrentan a ladrones de mineral y otras amenazas en la noche.
“Es muy difícil, vivimos cinco a siete personas en cuartos muy pequeños. No tenemos agua y debemos defendernos con piedras y con dinamita”, relató Armijo. De acuerdo con los datos de las mujeres y de Ceproim, en el Cerro Rico trabajan como serenas aproximadamente 150 mujeres. Ellas viven en los campamentos mineros acompañadas por sus hijos, redondeando el número hasta 400.
Tanto Armijo como Mamani reconocieron que se sorprendieron por la recepción que tuvo la película. “Había mucha gente aplaudiendo y felicitándonos. Espero que esto revele lo que nos pasa a las mujeres en el Cerro Rico y que el Gobierno nos ayude con los problemas”, dijo Mamani.
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