domingo, 14 de febrero de 2016

Gabriela, el romance que nació en la juventud del MAS

Una joven universitaria empezaba a mediados de 2005 a probar los sabores de la política. Le gustó e ingresó a las filas de la juventud masista en Cochabamba en plena campaña electoral. Un acto de proselitismo cambió el ritmo de su vida.

Gabriela Zapata Montaño conoció a Evo Morales en esa época. Fue apenas un encuentro de militante que dio inicio a una relación. Hasta antes de que sea presidente, a las parejas de Morales se las perfiló como las Evas en un capítulo del libro Un tal Evo, de Roberto Navia y Darwin Pinto. Apelando a ese texto, Gabriela, hasta hace unos días, es la ‘Eva’ que pocos, muy pocos, conocían.

Así permaneció hasta que Carlos Valverde denunció un supuesto tráfico de influencias para favorecer a una empresa china. El comentarista, tras revelar que Evo y Gabriela tuvieron un hijo en 2007, explicó que la empresa CAMC se adjudicó proyectos por más de $us 566 millones.

Pero la historia había comenzado antes. En 2005, veía a Evo Morales como un líder político, pero pasó el tiempo y esa admiración se convirtió en algo más fuerte. Los sentimientos afloraron y comenzaron un romance, que muy pocos conocían, ya que ella y el jefe de Estado, posesionado en 2006, prefirieron guardar el secreto.

El círculo político al que pertenecía Zapata comentó que la mujer empezó su militancia en las juventudes del Movimiento Al Socialismo (MAS) en Cochabamba. Tenía como mentores a Filemón Escóbar, exsenador masista y ahora disidente; y a Álex Contreras, exvocero de Evo, también alejado y crítico con el proyecto oficialista. Ninguno recuerda a Zapata y reconocen que recién se enteraron de su existencia.

“Yo era jefe de campaña del MAS en Cochabamba en 2005 y coordinaba todas las tareas. Claro que participé de varios talleres de formación, pero nunca vi a Gabriela Zapata, no la recuerdo en actos de campaña”, admitió Contreras.

El periodista fue muy cercano a Evo, y aún así nunca se enteró que Morales y Zapata tenían una relación sentimental. “Le repito, nunca vi a la dama, nunca la conocí”, insistió Contreras.

Esa misma postura la tiene Escóbar, que es claro al señalar que Zapata no fue parte de su entorno. “No pues, nosotros formamos gente con valores y no personas hambrientas de poder”, remató.

Escóbar se desvinculó del MAS en 2005, tras una riña con Morales por la posición que asumió en el Poder Legislativo en torno a los misiles chinos.
En 2006 la relación entre Evo y Gabriela empezaba a tomar forma. Ella estudiaba Derecho y ya había ese coqueteo. Fue en 2007, con Morales, que el romance se fortaleció. Tuvieron un hijo, que falleció, según el presidente. Ella no quiere hablar del tema, pero por esa época terminó la relación.

Militancia masista
Zapata siguió su vida, pero nunca ocultó su militancia. Se casó con otra persona y formó un hogar. Se volvió a separar, pero de esa unión tiene una hija. Mientras, Morales dejó atrás sus sentimientos y siguió con la ajetreada tarea de gobernar el país.

Lo que pasó entre 2007 y 2016 a Zapata le marcó la vida. Ella afirma que logró trabajar en proyectos con compañías internacionales, una de ellas vinculada con el expresidente paraguayo y amigo de Morales, Fernando Lugo (gobernó entre 2008 y 2012). En esa labor, conoció en México a ejecutivos de la empresa china CAMC Engineering, quienes luego, en 2013, la invitaron a ser parte de la gigante firma en Bolivia. Asumió la gerencia comercial, según ella, sin ningún tipo de ayuda de su expareja, Evo Morales.

Este tiempo coincide con la búsqueda de notoriedad por parte de Zapata. Comenzó a aparecer en portadas socialeras de distintos medios del país, en las que se presentaba como una joven y exitosa empresaria.

Hablaba de proyectos ligados a energía renovables, de fundaciones, de empresas jóvenes con ambiciones de construir proyectos de infraestructura de amplia importancia nacional, pero ninguna referencia al trabajo y al alto cargo que tenía en la empresa china. Era como si Gabriela quisiera emerger del anonimato.

Mientras Gabriela prosperaba, cuenta que su relación con su familia se tornó complicada luego de que se enteraron que tenía una relación con Morales. Un familiar suyo relató que su padre, oficial de Policía en Cochabamba, habría objetado el romance de Zapata Montaño y su madre también habría expresado su desacuerdo. Su hermana Paola, exdiputada opositora, se mantuvo al margen y cuando llegaba a la sede de Gobierno a cumplir funciones legislativas se alojaba en casa de Gabriela.


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