domingo, 12 de octubre de 2014

Las mujeres al amparo de una ley que no garantiza nada

Una niña de 14 años huyó de su casa, donde vivía con su padre, porque su progenitor la violaba, pero fue a caer al domicilio de un vecino que la retuvo por dos días y también se aprovechó de ella, finalmente logró escapar de su cautiverio y denunció el hecho, el caso pasó a la Fiscalía para su investigación, sin embargo, pasado el tiempo aún no existe resolución del mismo.

En Bolivia hace poco más de un año se creó una norma que lleva un nombre rimbombante y bastante largo, se trata de la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, que a la fecha no logra garantizar nada, pues los hechos de violencia continúan ocurriendo y la mayoría queda en total impunidad.

La ley que se identifica con el número 348 cumplió un año de vida el 9 de marzo reciente, sin embargo y pese a las recomendaciones del Presidente del Estado, Evo Morales Ayma, todavía no tiene una reglamentación, por lo que aún existen ciertos vacíos para ponerla en práctica con la mayor eficiencia.

Otro detalle que resalta en este caso es que al poco tiempo de haberse creado la ley 348 ocurrieron dos feminicidios que conmocionaron a la población boliviana, tanto por el hecho en sí como por la violencia que conllevaron, además a octubre de ese año (2013) ya se habían reportado 82 feminicidios.

Un dato curioso es el que la directora de la Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia en Oruro, Daysi Rivera, a través de los medios de información apuntó que a partir de la creación de la norma las denuncias de agresiones disminuyeron, pero no se sabe si ocurrió lo mismo con las agresiones en sí. Muchas mujeres tienen temor a denunciar porque algunos agresores no dejan marcas o pruebas de lo que hicieron, por lo tanto los casos quedan en la impunidad, lo cual da alas a los agresores para que actúen con mayor violencia.

Quienes agreden no asumen que infligieron daño a su pareja o a sus propios hijos pues a ellos les cuesta reconocer que son agresivos o violentos, sin embargo estas personas también tienen una historia por detrás y por lo general es la causa de la violencia con la que actúan.

En Bolivia los padres consideran que "la letra entra con sangre", es un dicho muy conocido entre los adultos y se pone en práctica cuando el castigo a cualquier conducta rebelde o desobediencia son los golpes. Unos padres golpean a sus hijos con la mano, pero otros utilizan instrumentos como los cinturones, chicotes o la temida kinsacharaña. Otros intentan corregir usando apelativos o menospreciando a quien se supone tiene menos autoridad.

Algunos hombres ven a sus parejas como si fueran sus hijas e intentan "educarlas" de la misma manera, con palabras de menosprecio, insultos o con golpes, cuando reprueban alguna conducta con la que no están de acuerdo, en lugar de dialogar y llegar a un consenso.

En ese ambiente, muchas mujeres ven cómo sus parejas golpean a sus hijos, pero no los defienden porque ellas mismas sienten miedo y cuando intervienen son los blancos de la violencia de quien se supone las ama y está ahí para proteger tanto a la mujer como a los hijos.

Algunos hombres se basan en que la Biblia, el libro de la sabiduría, señala que las mujeres deben someterse a sus maridos, es decir, les deben obediencia, sin embargo, en ningún lugar dice que las mujeres tengan un rango menor, sean menos sabias o deban recibir maltrato, al contrario, el libro de libros indica a los hombres que deben tratar a sus mujeres cual delicada flor, con amor, con respeto, con suavidad.

Aunque con mayor frecuencia quienes agreden a otras personas son varones, también hay mujeres que agreden no sólo a su pareja, sino sobre todo a los niños, sean sus propios hijos o no, puede tratarse de parientes, hijastros o hijos adoptivos, a quienes maltratan, sin embargo, esto también es consecuencia de la violencia que recibieron en algún momento ellas, algunas actúan así para defenderse o para desquitarse.

Tanto la ley como las entidades que trabajan en este aspecto instan a las mujeres a denunciar el maltrato que reciben, pero es muy difícil que una víctima se anime a hacerlo porque tienen miedo a las represalias, pues si los agresores siguen en su entorno la posibilidad de que la violencia continúe, y a veces con más fuerza, está latente.

Pero extrañamente la violencia es un asunto en que la víctima se siente avergonzada por el crimen que comete una tercera persona, además se siente culpable y cree que ella es la causante de esa situación.

Por todo eso es tan difícil para ellas dar el primer paso y denunciar, prefieren callar y ocultar lo que sucede al interior de su hogar.

Las víctimas quizás se animarían a denunciar si el sistema de justicia de verdad les garantizara algo, si pudieran confiar en las leyes, pero existen mujeres que ya no confían en la justicia boliviana porque les falló cantidad de veces.

Además la violencia es un círculo vicioso que debe ser eliminado, pues las víctimas quizás se conviertan después en agresoras y sus víctimas aprenderán de ella y así sucesivamente, por eso es importante que exista alguien que interrumpa el círculo, que lo corte y no permita que siga y siga y para esto es importante basar la educación de los niños en los más altos valores, pero no disfrazar éstos con nombres como amor, tolerancia y otros cuando en realidad son odio, rencor y maltrato.

La terapia familiar es importante porque a veces en el hogar no existe un espacio para hablar, por las múltiples ocupaciones que tiene cada persona, en cambio ante un profesional se puede conversar de los problemas abiertamente, además que al encontrarse en territorio neutral es más fácil abrirse y sacar lo que uno siente o piensa y se puede llegar a acuerdos.

Otro núcleo fundamental para erradicar la violencia es la escuela, pero en Bolivia y quizás en otros países de Latinoamérica ese es el espacio en que más se fomenta la misma, pues los profesores además de agredir físicamente a los estudiantes lo hacen con palabras o comentarios que dañan la dignidad y la autoestima de los alumnos.

Es importante cambiar la mentalidad de las personas en este sentido a través de campañas, existen algunas en Bolivia que quizás debieran generalizarse, pues hay algunas como la vacuna contra la violencia, el día de los abrazos, vacuna contra el mal humor y otras que realizan jóvenes que quieren vivir en un mundo mejor.

De parte de las autoridades, es menester que se ocupen de reglamentar la ley y que los operadores la pongan en práctica, pues de qué sirve que una mujer denuncie o eleve su queja si nadie le escucha o recién se ocupan cuando el círculo vicioso llega a su fin de manera trágica y se tiene que lamentar la pérdida de una vida, peor si se trata de la vida de una madre, pues eso torcería totalmente el destino de sus hijos, quienes quedarán en la orfandad y con las imágenes dolorosas de lo vivido en su propio hogar.

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