miércoles, 10 de septiembre de 2014

Mujeres se tendieron en el piso para decirle no a los feminicidios

Los acordes de un cortejo fúnebre con varios cuerpos tendidos en la plaza principal 14 de Septiembre, de la ciudad de Cochabamba, daban inicio a una larga jornada de protestas en esa región.
"Pedimos la inmediata declaración de alerta máxima. ¡No pueden seguir muriendo más mujeres en Bolivia!”, vitoreaban las integrantes de la Red Departamental de Lucha Contra la Violencia a la Mujer que denunció que de los más de 100 feminicidios, el 70% fue protagonizado por concubinos o esposos.
Las integrantes de esta institución se tendieron en la plaza principal como si fueran las 100 víctimas de feminicidio. Dibujaron sus cuerpos en el piso como lo hace la Policía para el levantamiento de cadáveres. Con esa representación buscaban sensibilizar a la sociedad para que frenen los asesinatos a las mujeres.


Más protestas
A minutos de iniciado este acto, los rebuznos de dos burros desviaron la atención en la esquina de la plaza. Este animal cargaba un muñeco y un cartel en el rabo que decía: "Soy David Herrada (concejal municipal de Cochabamba) aprobando otra ley herrada”. Era la protesta de los dueños de radiotaxis que rechazaban la propuesta de pintar los vehículos para diferenciarlos de los llamados "taxis blancos”, utilizados por delincuentes para cometer sus fechorías.
Varios chicotazos, insultos y finalmente el fuego dieron fin a este muñeco.
Mientras tanto la protesta de revendedores de chicha y organizadores de eventos bailables llegaban junto a bailarinas de coloridas polleras. "¡Tomate!, ¡cebolla! ¡Cholango a la olla!”.
Exigían la ampliación del horario de atención en sus espectáculos, de las 23:00 a la una de la madrugada. En medio del bullicio sólo una autoridad se hizo presente y fue la concejala María Isabel Caero, frente a un grupo numeroso de transportistas.
En realidad Caero fue a intermediar por las mujeres, cuya protesta había sido interrumpida por el corte de un cable de energía. Los protestantes le pidieron subir a la tarima improvisada, sin embargo, Caero aprovechó el micrófono para arremeter contra ellos calificándolos de abusivos e incumplidores de las leyes, situación que derivó en una lluvia de naranjas y papeles pidiendo que se vaya.

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