lunes, 21 de mayo de 2012

Mujeres, madres, heroínas

Como homenaje al Bicentenario de la Coronilla, LOS TIEMPOS ofrecerá un libro de 160 páginas escrito por Ramón Rocha Monroy, Cronista de la Ciudad. OH! conversó con él sobre este tema.



OH!: Sin duda es un libro polémico.

Polémico para los varones, que no medimos la importancia de las mujeres y de sus derechos. El libro es una divulgación de ideas ajenas, como es natural en el oficio de cronista, pero el centenar y medio de entrevistas corrobora cada una de las tesis presentadas.



OH!: ¿Cómo explica esa tesis?

Con algunos símiles. Los ejércitos están conformados por varones que no deliberan sino obedecen. Si un sargento te obliga a tomar una colina con una escuadra de 7 efectivos frente a un millar de enemigos, tienes que obedecer. Vas y te matan; te resistes y te fusilan por desertor. En cambio, no puedo concebir un ejército de mujeres que no delibere. Las líderes políticas a veces se dejan llevar por las relaciones de poder, que son invento masculino, y entonces ahogan sus atributos femeninos.



OH!: Pero los ejércitos tienen también mujeres.

A condición de que adopten actitudes machistas, entre ellas la de imponer antes que convencer, de obedecer antes que deliberar. En otras palabras, la dominación es masculina; pero la hegemonía es femenina. El hombre impone por la fuerza, por eso ha inventado el poder, la gloria, el dinero, la conquista, la caza, la guerra; en cambio la mujer delibera, discute, seduce, envuelve y convence; no domina sino dirige espiritual y moralmente. Las mujeres son cada vez más visibles en las calles y en el espacio público, pero no producen violencia sino democracia. Si dejaran que las mujeres negociaran los problemas de la coyuntura, seguramente hallarían soluciones.



OH!: Pero las mujeres todavía no tienen un 50% de participación en el espacio público.

Así es por voluntad de los varones, de la sociedad patriarcal que reserva el espacio público y hasta ayer el campo político para los varones mientras confina en el espacio privado a las mujeres. Pero ellas han demostrado que son un factor importante en todos los espacios y han hecho estallar esa falsa distinción entre lo público y lo privado. Por eso cada vez hay más mujeres que salen a las calles, que asisten a asambleas, que son concejalas, diputadas, senadoras y pronto Presidentas. No es casual que el Poder Legislativo esté encabezado por dos mujeres



OH!: ¿Qué diferencia a las mujeres de los varones?

Los varones somos estrellas solitarias en un universo desierto. No importan los nombres ni las vidas de nuestras cónyuges, hijas, hijos, familia sino uno y el universo. Los varones no somos nada si no somos individuos llenos de méritos académicos, políticos, artísticos, culturales, cívicos, militares. En cambio las mujeres se definen por la comunidad, los hijos, los vecinos, la familia extensa, el barrio con sus problemas. Esto ocurre incluso en la militancia de izquierda, pues si allanan la casa, se llevan al varón, pero la mujer debe despachar a los hijos a la escuela bien desayunados, pensar en el almuerzo, averiguar el paradero del esposo, llevarle ropa de abrigo y alimentos, y si no hay dinero en casa, cosa muy frecuente, inventarse como sea de dónde sacar el alimento diario. Una cosa más: los varones somos dados a especular, a soñar, a divagar, y a la menor decepción nos aislamos en el alcohol o en el fondo del dormitorio; en cambio las mujeres hacen cosas concretas, resuelven, producen. Son constructoras de la vida, del vivir bien, de la democracia.



OH!: ¿Y los hombres que hacen cosas concretas?

Sospecho que es porque dan curso al lado femenino de su personalidad.



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