jueves, 1 de septiembre de 2011

Diez mujeres se destacan e influyen en el mundo árabe

Aunque Aisha Gadafi está de moda, sobre todo porque la semana pasada se descubrió el lujo que acostumbraba a disfrutar en Libia, lo cierto es que el mundo árabe, básicamente misógino, se rinde al poder e influencia de diez destacadas mujeres.

“En la última década, al menos diez mujeres aparecen como señal de que las viejas estructuras de poder están cambiando a nivel de la toma de decisiones en el centro de poder de algunos países árabes. Se me ocurre, por ejemplo Rania Al Abdala, la reina de Jordania frecuente en las revistas del corazón en Europa. Pero también Asma Al Asad, la esposa del Presidente sirio que llegó a ser portada de la revista Vogue” explica a la cadena de noticias Sky News Adam Patterson, especialista en relaciones políticas en Oriente Medio.

Un selecto grupo

Según el diario español ABC, “estas mujeres destacan por su elegancia, no exenta de glamour para Occidente. Pero no olvidemos que se trata de un selecto grupo de privilegiadas, mientras el común denominador de las mujeres sufre discriminación de género y exclusión social”.

Claro que esto no es un obstáculo para que el mundo reconozca en estas mujeres una más que interesante capacidad para atraer la atención, en medio del espíritu de libertad y democracia que recorre el mundo árabe desde que en Túnez se encendiera la mecha de la llamada Primavera Árabe. “Lo interesante es que ninguna de ellas representa el sentido del pedido clamoroso de reforma de las estructuras de gobierno y administración en el mundo árabe. Ellas son buenas hijas de un sistema totalitario y excluyente”, define Pierre Dalmau, analista político del diario francés L’Humanité.

Ricas y famosas

En esta clasificación de mujeres árabes ricas y famosas, figuran la princesa Iman de Jordania, hermana de 28 años del rey Abdalá II, cuyos ojos verdes “ son un par de rubíes en su rostro moreno”.

Mehriban Aliyeva primera dama de la ex república soviética de Azerbaiyán, toda una atracción de las redes sociales e internet, cuando la prensa local descubrió su tendencia a regalar sensuales posados fotográficos y a lucir escandalosos escotes en los actos oficiales.

Wafah Dufour, nada menos que la sobrina de Osama bin Laden, quien, a pesar de haber fracasado en las pasarelas, está grabando su primer disco en Londres, como cantante de punk alternativo. “No se puede olvidar la influencia de Mozah bint Nasser, jequesa de Qatar que dirige una ONG educativa, y que si bien cumple un recatado papel en su país, no tiene reparo alguno en lucir un bikini en las playas de Marbella, donde tiene una impresionante mansión”, apunta el periodista Adam P atterson.

Completan la lista Lalla Salma, princesa de Marruecos, Leila Ben Alí, ex primera dama de Túnez y Sheikha Maitha, hija del emir de Dubai, todas ellas, según ABC, con suficiente protagonismo para influir en su país. En los Juegos Asiáticos de 2006 ganó una medalla de plata en kárate femenino, y en 2008 participó en los Juegos Olímpicos de Pekín.

Árabes Top Five
Asma La primera dama de Siria vive en Londres, alejada de las revueltas contra el Presidente. La revista Vogue la bautizó como “La rosa del desierto”.


Aisha Considerada “la Claudia Schiffer de África”, la hija de G adafi fue abogada del presidente iraquí Sadam Hussein y acostumbraba a vivir rodeada de lujo.


Iman La llaman “la Princesa soldado” porque a sus 19 años ingresó al Ejército. Aparece en la lista de los 20 jóvenes con sangre real más deseados según la revista Forbes.


Mozah La jequesa de Qatar viste de pies a cabeza de Christian Dior.


Lalla La princesa de Marruecos suele vivir lejos del mundanal ruido, dedicada la informática y a Chanel.




Mujeres viven sin vida pública
Mientras en Occidente el debate de género se centra en la igualdad de oportunidades laborales o de representación política, la realidad de la mujer en el mundo árabe es una cuestión de lucha histórica contra la discriminación.

“La controvertida situación por la que estas mujeres atraviesan es mucho más complicada que un velo. Involucra situaciones sociales donde sus derechos son totalmente distantes a los de la mujer occidental. Pero sobre todo supone una cultura casi milenaria de abnegación y sumisión extrema, la cual no necesariamente dista del todo con ciertas situaciones sociológicas dentro de ciertos estratos en Latinoamérica, por ejemplo”, escribe en su blog el sociólogo de nacionalidad mexicana, Daniel Ochoa.

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