martes, 8 de marzo de 2011

Aún crecen la desigualdad y la violencia de género

Avances: Según la Fundación La Paz, persisten los casos de discriminación dentro de las instituciones.

La ausencia de mujeres en los puestos de dirección indica que en Bolivia aún se permite la exclusión de las mujeres, según la Fundación La Paz. Hace cien años, más de un millón de personas se manifestaron en las calles de Europa para pedir el fin de la discriminación y que las mujeres tuvieran los mismos derechos que los hombres, ése fue el primer Día Internacional de la Mujer.

Hasta la actualidad, la mujer ha conseguido cosas importantes, como el voto universal y la equidad de género, pero aún se lucha contra la violencia que persiste hacia el “sexo débil”.

Según la coordinadora de la Fundación, Maritza Jiménez Bullain, en su institución atienden casos de maltrato y discriminación que se presentan dentro de las instituciones, públicas y privadas. Las personas de escasos recursos que acuden a diferentes servicios también manifiestan que existe discriminación cuando se trata de mujeres.

Según Jiménez, el trabajo del área de Promoción de la Mujer se basa en el apoyo al desarrollo del criterio político de las mujeres, ampliando sus conocimientos y prácticas en temáticas que les permitan ejercer sus derechos, e implementar servicios que estén orientados a mejorar los niveles de calidad de vida de las mujeres, niñas, niños, ancianas y ancianos.

Esa área trabaja desde 1980 en la sede del Gobierno. Para este año, maneja el proyecto con financiamiento de las embajadas de Dinamarca y Suecia.

Además, atiende casos de violencia intrafamiliar y ha promovido el cambio de actitudes y prácticas sobre la problemática mediante procesos de capacitación y comunicación.

Por ejemplo, dijo que el proyecto Estrategia de Prevención de la violencia intrafamiliar, elaborada por organizaciones sociales, llegó a más de 20.000 personas del municipio paceño, las que recibieron al menos un mensaje sobre el problema de la violencia intrafamiliar.

Por otra parte, un programa de la Fundación La Paz fortalece la participación de mujeres organizadas para el control de las políticas municipales y atiende casos de violencia intrafamiliar en el municipio paceño.

“Ante cualquier situación de maltrato, ayudaremos a las víctimas. Queremos evitar que las mujeres se sientan desamparadas, y por miedo no denuncien los malos tratos que reciben, no sólo en la familia, también en el trabajo”, concluyó Jiménez.

Menos mujeres en el campo por migración

Datos estadísticos de la FAO aseguran que una de cada cinco agricultores es mujer. La reducida cantidad de personal femenino se debe a las constantes migraciones del área rural a la ciudad en busca de oportunidades para ocupar nuevos cargos.

Estos casos son reflejo del avance progresivo de los niveles educativos femeninos, generando así mayor competitividad en el mercado laboral.

Sin embargo,en Panamá, Guatemala, Ecuador y Nicaragua, todavía se observa la desigualdad en las instituciones, donde la remuneración de las mujeres es menos del 10 por ciento de un sueldo, mientras que en los hombres esa proporción supera el 25 por ciento. A ello se suma la inversión de tiempo que las mujeres necesitan para cumplir sus papeles de madres o jefas de hogar.

Para contrarrestar la desigualdad de la mujer, la FAO propone eliminar la discriminación en el marco legal

en el acceso a los recursos agrícolas y de trabajo.

Opiniones

“Mi sueño es estudiar turismo. Trabajo en un café, donde las propinas fluctúan entre los 70 y 100 bolivianos diarios. Llegué gracias a una amiga. Hoy, sólo con eso mantengo a mi niño de cinco años, porque como muchas soy madre soltera. Me gusta lo que hago, pero también quiero terminar la universidad para tener un mejor cargo”.

Claudia Luna / 24 años

“El trabajo puede ser agotador porque la entrada es a las cinco de la mañana y te quedas todo el día, pero una vez que te acostumbras no es tan malo. Lo que hacemos es coser deportivos, doblarlos y embolsarlos para que salgan del país. No puedo retirarme porque aquí tengo seguro, cosa que en otros trabajos no tienen. Mis hijos y yo somos felices porque no nos falta nada”.

Frida Vásquez / Costurera de Bata

“Antes atendía el puesto junto con mi hija, luego ella se puso mal, la internaron porque tenía problemas con sus riñones y lastimosamente murió. Me quedé con sus hijitos y ahora tengo que salir a vender. Si salgo en la mañana, se quedan solos y necesitan que se les controle. Puede ser cansador, pero si no les doy yo, que soy su abuela, quién me los va a atender”.

Juana Rocha, 61 años / Cafetera de “Las Velas”

“Le agradezco a mis padres que siempre me regañaban para que estudie. En el colegio no era una estudiante que destacara, pero en la universidad aprendí que si no estudiaba no sería nadie y la situación está difícil para todos. Me gusta lo que hago, creo que mis pacientes son mi segunda familia. El hecho de ser doctora me enorgullece”.

Silvia Santiesteban / Doctora, Hospital de Clínicas

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